La relación del poeta con el lenguaje resulta tremendamente imperfecta y frustrante, pues si bien es una buena herramienta para representar el mundo, resulta escasa a la hora de verbalizar de manera fiel y coherente lo que se siente y lo que se dice.
Mostrar una radiografía precisa de lo subjetivo, de su complejo universo interior desbordante de matices, implica romper los límites del lenguaje, de la palabra.
Este es el mayor reto al que se enfrenta el poeta, tanto o más aterrador que el folio en blanco y la ausencia de las musas.


Imágenes de Andrea Galluzzo.
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